La historia del pollo a la brasa en el Perú
La historia del pollo a la brasa en el Perú
El pollo a la brasa es uno de los platos más icónicos y queridos del Perú, pero pocos conocen su historia y cómo se convirtió en un símbolo de la gastronomía peruana. Su origen se remonta a la década de 1950, cuando Roger Schuler, un inmigrante suizo, experimentó con nuevas formas de cocinar el pollo para hacerlo más sabroso y accesible.
Los inicios de un clásico
Schuler, quien vivía en Santa Clara, Lima, ideó un método de cocción en el que el pollo giraba sobre brasas, logrando una cocción uniforme y un sabor ahumado inigualable. Junto a Franz Ulrich, perfeccionó el sistema de asado con un horno de varillas giratorias, lo que dio origen al primer restaurante especializado en pollo a la brasa: La Granja Azul.
La popularización del pollo a la brasa
Lo que comenzó como una opción exclusiva para las clases altas pronto se convirtió en un fenómeno popular. Con el tiempo, más emprendedores adoptaron esta técnica, y el pollo a la brasa se hizo accesible a todos los sectores de la sociedad. Su popularidad creció a tal punto que, en 2010, el Ministerio de Cultura del Perú lo declaró Patrimonio Cultural de la Nación.
Un plato en constante evolución
Actualmente, el pollo a la brasa es parte de la identidad culinaria peruana. Se estima que en Perú se venden millones de pollos a la brasa al año, y su fama ha cruzado fronteras, llegando a países como Estados Unidos, España y Japón. Acompañado de papas fritas, ensalada y cremas tradicionales, sigue siendo el favorito de muchas familias.
En Fuego Andino, honramos esta tradición con una receta que combina lo mejor de las técnicas originales con un toque innovador. Cada bocado es un homenaje a la historia y al amor por la gastronomía peruana.
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